Promesa y responsabilidad de la innovación para la conservación

Promesa y responsabilidad de la innovación para la conservación

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Por Dave Thau, Jefe Científico para Datos Globales y Tecnología, WWF 

Los rápidos avances tecnológicos están creando nuevas y poderosas herramientas para la conservación, desde el análisis de datos basado en IA hasta el monitoreo con drones. En este artículo, Dave Thau, Científico Líder Global de Datos y Tecnología de WWF (organización Miembro de la UICN), examina cómo se utilizan estas innovaciones en el sector, los riesgos que presentan y la importancia de garantizar que sean accesibles, éticas y ambientalmente responsables. Con debates clave en el Congreso de la UICN, este artículo ofrece una mirada oportuna al futuro de la tecnología de la conservación.

Emmanuel Rondeau / WWF-UK

Las organizaciones de conservación siempre han utilizado la tecnología para avanzar en su trabajo, y muchos de los avances rápidos de los últimos años pueden cambiar las reglas del juego. Desde la inteligencia artificial hasta los drones, satélites y sensores, la tecnología está ayudando a desarrollar sistemas alimentarios sostenibles, proteger áreas marinas y mucho más. En el Congreso Mundial de la Naturaleza de este año, estas innovaciones se estarán explorando activamente en la Asamblea de Miembros, el Foro y la Exposición. Al mismo tiempo, el Congreso ofrece un espacio para enfrentar los riesgos ambientales de estas tecnologías, desde las emisiones de gases de efecto invernadero hasta el consumo de agua y los desechos electrónicos, y para considerar cómo podemos usarlas de manera más responsable.

Muchas de las herramientas de conservación actuales se centran en la monitorización, la predicción y la optimización. La inteligencia artificial, los datos satelitales, la bioacústica, el ADN ambiental y los drones están facilitando la recopilación y el análisis de información sobre especies y ecosistemas. Innovaciones emergentes, como la utilización de la IA para escanear noticias y las redes sociales para buscar información sobre éxitos, oportunidades y amenazas ambientales, son cada vez más accesibles y efectivas. Incluso unas herramientas sencillas, como el uso de códigos QR para facilitar la recopilación de datos, el análisis y la difusión de información, están mejorando la transparencia y la eficiencia operativa. 

 

Navegar los desafíos

Estos avances son invaluables, pero también plantean preguntas importantes. Una es el desequilibrio entre lo que podemos monitorear a escala planetaria, como la cubierta vegetal y las emisiones, y lo que podemos medir a nivel de hábitats o especies. Sistemas satelitales de larga duración, como Landsat o Copernicus, nos brindan décadas de datos ambientales consistentes, pero no existe un equivalente para los datos de biodiversidad. La integración de datos satelitales, de drones e in situ nos está acercando a ese objetivo, pero queda mucho trabajo por hacer.

Otro desafío es el control y el acceso desigual a los datos de conservación. Si bien la tecnología tiene la capacidad de empoderar, también puede excluir. Muchos pueblos indígenas y comunidades locales, socios clave en materia de conservación, se enfrentan a obstáculos para acceder o gestionar los datos sobre sus tierras. Es alentador que varias organizaciones indígenas estén trabajando para cambiar esto, utilizando la tecnología para defender los derechos concernientes a los datos y desarrollando nuevas herramientas arraigadas en las cosmovisiones indígenas. Estos esfuerzos ejemplifican el tipo de liderazgo intrépido e inclusivo que debe guiar el futuro de la innovación en materia de conservación, asegurando que los desarrollos tecnológicos beneficien y reflejen las perspectivas de quienes mantienen una relación cercana con el entorno natural..

La huella ambiental de la tecnología en sí también exige un escrutinio. El rápido crecimiento de los centros de datos, impulsado por la inteligencia artificial y la computación en la nube, ha aumentado las emisiones nocivas y el uso del agua, a pesar de los compromisos de sostenibilidad de las empresas tecnológicas. Algunos argumentan que las futuras ganancias de eficiencia compensarán estos impactos, mientras que otros los minimizan comparando el uso de energía de los centros de datos con actividades cotidianas como cocinar o ver televisión. En WWF, estamos evaluando cuidadosamente estas afirmaciones y trabajando para comprender nuestra propia huella tecnológica, con el objetivo de lograr un uso neto positivo de la tecnología. Animamos a otras organizaciones a hacer lo mismo.

Todo esto se suma a un desafío más amplio: cómo crear tecnologías que sean accesibles y sostenibles. La infraestructura actual, de hardware basado en silicio y servicios de datos y sistemas de energía centralizados, puede no ser la mejor solución a largo plazo. Unas alternativas tempranas, como tecnologías orgánicas impulsadas localmente, podrían ofrecer algún día un camino más sostenible. 

 

Evaluar el impacto

Las organizaciones de conservación también deben mejorar la forma en que evalúan el retorno de la inversión para diversas tecnologías. A medida que avanzamos hacia sistemas más precisos, necesitamos métodos más claros para evaluar cuándo unos datos de mayor resolución o unos algoritmos más avanzados mejoran significativamente los resultados de conservación y cuándo el costo adicional no es justificable.

Finalmente, campos emergentes como la robótica, la realidad aumentada, la biología sintética y la comunicación entre especies están empezando a ser parte del ámbito de la conservación. Cada uno trae consigo preguntas éticas y desafíos técnicos. Es alentador que el Congreso Mundial de la Naturaleza ya esté abordando temas como la biología sintética, particularmente a través de la Moción 87, que se estará discutiendo y votando durante la Asamblea de Miembros para ayudar a dar forma a la política de la UICN en esta área. Eventos como el Congreso de la UICN, donde una grupo diverso de expertos en conservación puede debatir, deliberar y decidir, son vitales para garantizar que la innovación se base en la sabiduría colectiva, los valores democráticos y las necesidades del mundo real.

Los objetivos más ambiciosos de la humanidad dependen de nuestra capacidad para aprovechar la tecnología sabiamente. Con ese fin, debemos vigilar la evolución de las tecnologías, buscar voces que hayan sido excluidas, enfrentar compromisos incómodos y colaborar en todos los sectores para garantizar que la tecnología de la conservación beneficie tanto a las personas como al planeta.