Estamos viviendo una emergencia planetaria. Desde 1970, las poblaciones mundiales de fauna silvestre han disminuido un 69 % y un millón de especies están ahora en riesgo de extinción. El Foro Económico Mundial estima que más de la mitad del PIB mundial (44 billones de dólares) depende de forma moderada o alta de la naturaleza (1). Y, sin embargo, los ecosistemas siguen siendo tratados como un simple telón de fondo de las ambiciones humanas: como paisajes para admirar, pero rara vez para invertir en ellos.
Esto debe cambiar. Y está cambiando.
La innovación es la nueva aliada de la naturaleza
A lo largo de la vasta red de miembros y socios de la UICN, la innovación está transformando la conservación en formas que van mucho más allá de las vallas y las sanciones. En Kenia, la conservación dirigida por comunidades locales bajo el Northern Rangelands Trust ha combinado patrullas contra la caza furtiva, gobernanza local y nuevos sistemas de monitoreo de fauna silvestre, lo que ha reducido considerablemente la caza ilegal de elefantes y, al mismo tiempo, ha creado fuentes de ingresos sostenibles.
En los Emiratos Árabes Unidos, hemos integrado inteligencia artificial y tecnologías avanzadas en nuestra estrategia nacional de conservación. Iniciativas como la plataforma Nabat emplean drones con IA para la restauración de manglares (2), mientras que Jaywun, un buque de investigación de última generación, está equipado con plataformas de datos en tiempo real y sensores marinos impulsados por IA (3). Jaywun desempeña un papel fundamental en el monitoreo de poblaciones de peces, el mapeo de arrecifes de coral y la recopilación de datos oceanográficos que alimentan modelos predictivos para la conservación.
El Programa de Monitoreo de Fauna Silvestre automatiza el análisis de los datos de cámaras trampa en las reservas y el monitoreo asistido por IA apoya la evaluación de la calidad del aire y del suelo. Estos esfuerzos están alineados con la Estrategia Nacional de IA 2031 de los EAU, que promueve la adopción de la inteligencia artificial en sectores clave, incluida la sostenibilidad ambiental (4).
Mientras tanto, en el Pacífico, las comunidades indígenas están utilizando blockchain para rastrear y comercializar atún capturado de forma sostenible, garantizando que los beneficios económicos regresen a la gestión local.
Esto no son trucos. Son salvavidas. Demuestran que hoy la conservación se trata de datos, diseño y disrupción, combinando tecnologías de vanguardia con sabiduría ancestral.
La naturaleza: la próxima clase de activo
El argumento financiero es igualmente contundente. Según el informe del Estado de las Finanzas para la Naturaleza de la ONU, revertir la pérdida de biodiversidad requiere 700 mil millones de dólares anuales. La mayor parte de la financiación actual para la naturaleza proviene del gobierno y solo el 17 % proviene del sector privado. Esto no es solo una brecha de financiamiento, es un desafío profundo del mercado.
Pero la tendencia está cambiando. En 2023, la primera póliza de seguro para arrecifes de coral del mundo pagó indemnizaciones para restaurar el Arrecife Mesoamericano tras el paso de un huracán, reconociendo a los arrecifes como infraestructura natural que protege las costas. En 2024, los Emiratos Árabes Unidos lanzaron su primer sukuk verde soberano directamente vinculado a la restauración de manglares, combinando principios de finanzas islámicas con la gestión ecológica.
A nivel global, los créditos de biodiversidad, los bonos basados en la naturaleza y nuevos marcos contables como el Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con la Naturaleza (TNFD, por sus siglas en inglés) están transformando la forma en que los mercados perciben los riesgos y oportunidades de los ecosistemas (5).
La naturaleza ya no es solo un centro de costos. Es un impulsor de valor. Los inversionistas se están dando cuenta de la realidad: la pérdida de biodiversidad es un riesgo financiero sistémico.

Un nuevo contrato social con la naturaleza
Sin embargo, la innovación y el capital por sí solos no son suficientes. Necesitamos un nuevo contrato social con la naturaleza, uno basado en la equidad, guiado por el conocimiento indígena e implementado por las comunidades locales.
En los Emiratos Árabes Unidos, estamos integrando esta filosofía en todo lo que hacemos. Desde la reintroducción del oryx de cuernos de cimitarra en Chad, hasta el apoyo a las cooperativas de conservación lideradas por mujeres en Al Dhafra, estamos demostrando que la restauración ecológica y la justicia social van de la mano. Esta es una estrategia transcendental porque los ecosistemas más resilientes son aquellos que son gestionados por las personas que dependen de ellos.
En México, el programa “Sembrando Vida” emplea a más de 420,000 agricultores para restaurar tierras degradadas, uno de los mayores esfuerzos de restauración socioecológica del mundo. Estas iniciativas subrayan que la protección de la naturaleza también consiste en mantener los medios de vida y las culturas.
El incrementalismo es nuestro desafío
Seamos claros: no hay tiempo para medidas a medias. El Congreso de la UICN debe ser un punto de inflexión. Necesitamos que los gobiernos incluyan el capital natural en los sistemas nacionales de contabilidad y en las estrategias climáticas. Necesitamos que las empresas midan y mitiguen sus impactos sobre la biodiversidad. Las instituciones financieras deben alinear sus portafolios con resultados positivos para la naturaleza. Los ciudadanos deben exigir que la naturaleza sea tratada como infraestructura, no como un simple paisaje.
El costo de la inacción es mucho mayor que el costo de la innovación.
El compromiso de los Emiratos Árabes Unidos y un imperativo global
Como anfitriones del Congreso de este año, los Emiratos Árabes Unidos se sienten orgullosos de recibir a los expertos mundiales en naturaleza. Estamos ampliando los mercados de carbono azul, avanzando en tecnologías y forjando alianzas que conectan la ciencia, la política y el capital. Estamos comprometidos a acelerar nuestras iniciativas ambientales y de conservación.
Porque, al final, la innovación más emocionante no es una nueva aplicación o algoritmo. Es una nueva mentalidad. Una que ve la naturaleza no como algo que hay que salvar, sino como una socia a la que se debe respetar y como la base de la que depende la prosperidad humana.
Y ese es el futuro que debemos construir, juntos.
[1] Source: World Economic Forum
[2] Source: TII
[3] Source: ADMO
[4] Source: UAE National AI Strategy
[5] Source: TNFD